Vietnam no era para cualquiera, entre el Vietcong que te rompía las pelotas y el sargento Heller que me tenía de acá para allá como bola sin manija la pasé bastante mal.
Igualmente tengo algunos buenos recuerdos, el Napalm estaba buenísimo ya que a los vietnamitas los cocinaba y les dejaba la carne muy tiernita, a veces medio quemada pero no estaba tan mal, al menos hambre nunca pasé.
La cosa es que después de este vuelo me intoxiqué con una cabeza de vietnamita que vaya a saber cuanto tiempo hacía que estaba en un pozo de esos que ellos usaban para esconderse y cagarnos a tiros, de ahí me mandaron a un campamento en el que estuve unos pocos días fumando marihuana y bebiendo pepsi con el teniente Rubens que estaba mas loco que una cabra, el negro BB Brown al que le habían amputado un brazo (que obviamente me comí) y cuatro tipos (contando el que tomó la foto) con los que compartimos algunas revistas pornográficas y algo de Bourbon traído de Kentucky (nunca me enteré como)
Luego el regreso a United States sin honores, sin una mierda y con un hambre de la concha de la lora.
Uno de esos dias en que una anda caminando sin rumbo fijo buscando una caricia y algún hueso fácil de roer me encontré con el Teniente Dan en silla de rueda, yo lo había visto solo unos pocos días en el hospital, ahí le cortaron las dos piernas de las cuales me comí solo una, la otra se la comió un soldado negro que era judío y creo homosexual cuyo nombre no recuerdo y tenía mas hambre que yo, cosa que no es poco. Bueno, la cosa que este teniente me dijo si lo quería acompañar a ver a un tal Forrest Gump pero yo estaba en otra historia y no me interesabe ni el teniente ni ese tal Forest y continué vagando pensando en una docena de hamburguesas crudas.
Por suerte conocí en una marcha a un tal John que luego me enteré que era Lennon y me llevó a su casa donde no la pasé tan mal salvo por la comida que dejaba bastante que desear...
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